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  1. Sigo opinando....

    miércoles, 9 de abril de 2008

    Es ridículo, muy ridículo, que el tema de los secuestrados, en primera instancia, y el tema Colombia, en segunda instancia, sea utilizado como caballito de batalla de los gobiernos que tienen dificultades internas. Chávez, el fantoche, el fastidioso “presidente” venezolano, para poder distraer a su gente de la crisis alimenticia y de corrupción política que tiene internamente, ha cogido a Colombia y sus maltratados, torturados e indefensos secuestrados, como bandera. Y le ha funcionado. Tiene una popularidad, en su país, casi igual a la de Uribe. Después Nicaragua, que se equivoco eligiendo un presidente que otrora fue corrupto y asesino, también tiene el temita colombiano entre palabra y palabra, para poder poner a su país en la agenda internacional, ya que por si solos no son capaces de hacerlo. No tiene mayor interés para el resto del mundo. Correa, quién desde su campaña presidencial había dicho que no consideraba a las Farc como terroristas, por fin sacó las garras, y ya es evidente que el tema colombiano y la incursión militar por parte del gobierno de Uribe a territorio “hermano”, son las mejores armas para distraer a su gente con respecto a las sospechosas relaciones de él con Reyes. Y nos va a tener en boca por mucho tiempo. Y creo que hasta que termine su mandato, no va a dejar esa mirada malvada y típica de boxeador gringo, que tuvo para con Uribe en la OEA. Después fue Nicolás Sarkozy, el farandulero presidente francés — y bueno, tal vez el de mejores intenciones— quién también se ha aprovechado del drama colombiano, de que hay una mitad colombiana y una mitad francesa entre los secuestrados. Y con eso ha ganado bastante popularidad en territorio latinoamericano, pues no le hacía falta en Europa, ya le basta el escándalo con la ex modelo Carla Bruni. Pero en esta parte del mundo, le hacía falta popularidad y ¡Oh fortuna! Ahí, a solas con su suerte, estaba el drama colombiano y él, inteligentemente, se volvió uno de los redentores. Y para más vergüenza con los maltratados secuestros, un nuevo país, con una nueva (bueno, vieja) crisis económica y social se ha adherido entre los redentores de Ingrid y todos los que ella representa. Cristina Fernández, la argentina, la misma que en la OEA se reía de los malos chistes de Chávez (quién no se ríe si el que dice ser la reencarnación de Bolívar invierte millones de dólares en el país más europeo del continente). En la marcha de los quince mil franceses en contra de la violencia en Colombia, apareció la Cristina, mojando prensa y avivando un nuevo frente latino para recuperar a los secuestros de la peligrosa selvas colombianas.

    Que horror que el tema de esta pobre gente que sufre muchísimo, sea el caballito de batalla y la curita que varios países utilizan para distraer sus propios problemas. Claro que hay que decir, que el primero en empezar esta impudicia, fue el mismo gobierno colombiano que lleva años indiferente frente al tema, y sólo sale a relucir como una cortina de humo cuando se acerca una hecatombe.