El tiempo tiene prisa. Ya no camina, corre. Y uno se va con él.
A veces sin sentirlo, sin saberlo, sin querer saberlo.
Pero en ocasiones, cuando uno siente un peso, un afán,
cuando las cosas van mal y se necesita tiempo, éste no perdona.
Nos recuerda su poder y su existencia.
El tiempo tiene prisa.
¡Y uno sin saber por qué!