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  1. (Paréntesis 2) Yo opino...

    lunes, 17 de marzo de 2008


    Cuestionado Max:

    No se, tal vez, tenemos la suerte de vivir en un país con una realidad escandalosa. A veces inimaginable, en ocasiones soportable y casi siempre dramática. Tenemos una realidad muy irreal. Colombia, este país de tu corazón y el mío, como bien lo decís, no ha dejado de estar en guerra un día. Llevamos años con las manos llenas de sangre. Tenés razón en ese sentido. Esa historia recae hoy más que nunca sobre nuestro tiempo. Nos persigue esa realidad mágica y cruel a cada uno de todos los que ha parido esta tierra. Somos victimas. Victimas de nuestra historia, de nuestro tiempo; victimas que nadie reparara ni recordara.

    Pero acá estamos, presenciando hechos y muertos y lágrimas y tecnología. Somos testigo de todo y todos. Por eso esta responsabilidad con las palabras. Otros han escogido ser testigos de otras formas, unas más nobles que las otras. Pero la manera como vos y yo escogimos ser combatientes de esta guerra es con la palabra, esperando, como en tu caso, la jubilación; si acaso te llegase.

    Pero tenemos esa responsabilidad, como otros las tienen con salir a luchar al frente de un coche o con una pala en la mano o un fonendoscopio al oído. Nosotros elegimos las palabras y tenemos que ser responsables con ellas. Por eso, y en medio de estos días fríos y tristes debo sentar mi posición frente a cuestionamientos tuyos. Me obligo a contradecirte.

    No concuerdo con vos en muchas cosas, eso esta bien, pero no puedo dejar pasar el hecho de expresarte el por qué no considero a las Farc como un grupo guerrillero, ni a las Farc ni a ningún otro grupo armado en Colombia.

    Ya he leído tus argumentos. Ya he leído varios textos anexos que sustentan tu pensamiento (por lo menos los contextualiza) pero aún así, no concuerdo con vos en dar reconocimiento de grupo guerrillero a las Farc, tan de boca de todos en estos últimos días.

    Concedamos que en la década del sesenta varios grupos guerrilleros se originaron en suelo colombiano. Pero ya nada queda de aquellos grupos que lucharon por la mejoría del pueblo en cuanto sus condiciones de vida. Reconozco de igual manera que aún, esas condiciones de vida no se han mejorado (eso es otra discusión). Pero a lo largo de los años, ya casi cincuenta, ninguno de estos grupos logro nada significativo a favor del pueblo que dicen defender, por el contrario lo han hostigado tanto y de tantas maneras que manifestaciones como las del 4F los rechazan de manera contundente y sin anuencias. Esa ideología se desdibujo con el tiempo. Por muchos factores, pero paradójicamente, fueron esas mismas ansias de poder contra las que combatían las que marcaron la ruptura definitiva entre el espíritu guerrillero de principios de los sesenta, hasta llegar a ese avaro desenfreno por el dinero de nuestros días.

    Ese solo argumento valdría para afirmar que no tenemos una revolución armada en Colombia, lo que tenemos es un conflicto armado contra un grupo insurgente que cometen actos para sembrar terror entre los ciudadanos. Que el Estado colombiano (y sé tu concepto de Estado, y es otra discusión) enfrenta un enemigo armado que trata de tomar el control de cierto territorio para poder controlar, lo que irónicamente, mejor se cultiva en estas tierras, la amapola, y por ende el negocio del narcotráfico que tanto mal le ha hecho al país. Es decir, no es una guerra con un interés social. Es una guerra con un interés meramente económico. Como lo es, por desgracia, también, casi todo en nuestro tiempo.

    Pero no se conforman con ello, con traicionar sus principios, sino que además cometen otros actos que lo único que logran es generar miedo y pavor entre los civiles (y no son los únicos, aunque tampoco eso los justifica) para hablar en términos del derecho internacional humanitario. Ni para vos ni para nadie es un secreto las cruentas tomas a pueblos sencillos, modestos y en ocasiones hasta olvidados. Bojaya era un pueblo “N” clavado en algún lugar de este país. Hoy lo conocemos por sus muertos. ¿Y quién se hace responsable de esos muertos?

    Sería un acto despreciable no conmoverse ante los relatos e imágenes de los secuestrados. De todos y cada uno de ellos. Aún los que no tienen nombre, los que la gran prensa de este país no ha visualizado (y eso también es otra discusión). Es decir, quiero seguir el foro, en ocasiones comparto tus conceptos acerca de la barbarie y crímenes que han cometido este gobierno y otros; pero lo que no puedo dejar pasar, mi apreciado Max, es tu posición ligera frente a estos grupos armados. Justificándolos.

    Habrán otras conversaciones y quedan abiertas varias, pero lo que quiero cerrar con esta carta, Gallinazo, y de manera tajante y casi herméticamente, no es sino el deseo de expresar que no tenemos en Colombia un problema de guerrillas, no en nuestro tiempo, sino un problema de grupos armados (y no me refiero exclusivamente a las Farc) que cometen actos de lesa humanidad movidos por el capricho del poder económico. Y por eso me tranquilizan noticias como la muerte de Raúl Reyes e Iván Ríos.

    No me alegra la muerte de estos campesinos que caen combatiendo en nombre de las Farc o ELN o AUC. También ellos son victimas. Me tranquilizan las muertes de los que se idearon toda esta locura, de los que ordenaban.

    Ahora si, después de explicado este punto, en buena hora, me arriesgo a otra conversación, de esas que quedan abiertas.

    Con admiración….

    Johansson Cruz Lopera