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  1. II

    miércoles, 22 de abril de 2009

    Me arde la nariz, me arde profundamente. Caminar en la ciudad se me ha convertido en el peor de los sufrimientos. Me han quitado el placer de caminar el centro. De recorrer sus calles, sus historias, sus personajes. Me han quitado el espantoso espectáculo de ver pasar el tiempo, como se ven pasar los carros o el humo o las gentes. El tiempo pasa veloz, terriblemente veloz. Me han quitado el legítimo derecho a caminar. Me arde la nariz. Ya no puedo respirar. Me cuesta trabajo. Y eso de por sí ya es muy complicado. La contaminación de la ciudad me excluye de ella.